El pasado Sábado, aprovechando el buen tiempo, era perfecto para ir al campo para hacer senderismo, así que el destino elegido fue el Puerto de Navacerrada, ya que desde allí hay varias rutas realmente bonitas, para disfrutar de largos paseos hasta Cercedilla, rodeada de bosques, el río Moros y el sonido siempre relajante de los pájaros y el viento de la sierra.
Pero bueno, a lo que voy, para comer en el mismo puerto, está Casa Ochoa, un restaurante de cocina castellana tradicional, ubicado en una casa que data de 1940 y que ofrece a los comensales una carta de cocina casera variada y bien elaborada, preparada en fogones de leña. Con un salón bien amplio, tiene también una terraza, donde realmente disfrutamos de un día magnífico al aire libre.
De la variedad de su carta, recomiendo los espárragos trigueros a la plancha y croquetas caseras para empezar y como plato fuerte, un entrecot de choto acompañado de patatas fritas y pimiento rojo, se puede pedir una salsa verde para condimentar, aunque personalmente pondría patatas cocidas y algo de verdura, para resaltar el sabor de la carne.
Toda la comida la maridé con un vino Beronia, un tinto crianza de 2007, de Bodegas Beronia, S.A. de la D.O. Calificada Rioja, ya que de los que había en la carta de vinos era el que pensaba que iría mejor con el entrecot de choto y los espárragos a la plancha, y la verdad es que no me equivoqué tanto, ya que combinaban muy bien.
Y ya que todo hay que decirlo, como el vino era para mí sólo, ayudó mucho que este vino hubiera en botella de 3/8, ya que así luego no te deja la sensación de dejar el resto para tirar, sino que da para tres generosas copas en una ameno y relajado almuerzo.
Pero hablando, de este vino, en copa era de color rubí brillante con unos ligeros reflejos azules; en nariz tenía aromas de frutos rojos silvestres y un ligero toque tostado; y en boca era equilibrado y suave, con sabor frutal pero una reconocible frambuesa con algo de especias verdes sobre un toque tostado. Todo esto le confería al vino una combinación de sabores y aromas realmente buenos para la carne que lo acompañaba, ya que la idea era deleitarme con sabores tradicionales y rurales de cocina castellana, aunque me hubiera gustado encontrar algún Ribera del Duero o de Madrid.
Un detalle a mencionar de este vino, que hasta que llegué a casa a buscarlo en Internet, no pude confirmar, es que tenía un 80% de tempranillo, un 16% de garnacha y un 4% de graciano, lo que hace de este vino, muy buen acompañante para carnes de pesada digestión, pero sin llegar a subir a la cabeza y entumecer los sentidos para posteriormente disfrutar de un paseo en un sendero serrano como era la intención después de comer.
Para terminar, tengo que mencionar los postres caseros, del que destaco el pastel ruso con chocolate caliente y las torrijas (que menos que pedir algo típico de esta época, previa a la Semana Santa), que resultaron perfectos como colofón de esta comida tan campestre.

Comida en Casa Ochoa
Así que el almerzo resultó por un lado variado, pero de los más tradicional de la cocina castellana, que en cierto modo era el deseo para ese día y para terminar un postre dulzón y chocolateado. Muchas proteinas y calorías para luego quemar con una larga caminata.
Donde encontrarlo: Calle Virgen de las nieves 7 (cerca de la estación del ferrocarril eléctrico del Guadarrama), Cercedilla, Madrid – www.casaochoa.com
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anónimo
06/03/2012 at 12:46
Muy interesante, pero Rivera ……. quizá encontraste Ribera del Duero ¡cuidemos la ortografía!
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PabloD Gourmet
06/03/2012 at 21:24
Ups!!! menudo error. ¿en qué estaría pensando cuando lo escribí?. Gracias por la corrección.
Un saludo
PabloD
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