Ayer mientras desayunaba, me di cuenta que el desayuno que suelo comer en Suecia era muy distinto del típico desayuno que tomaba cuando vivía en España; en gran medida porque vivir en un país distinto me hace ver que hay costumbres diferentes entre los países, y una de ellas es, sin duda, el desayuno.
En España se tiene la costumbre de desayunar «poco», más bien un café o vaso de leche, acompañado de un bollo o tostada. Este es el desayuno habitual para muchísima gente, en gran medida porque a media mañana se tiene la costumbre de comer algo más, y posteriormente se toma un copioso almuerzo y para finalizar el día, terminar con una cena.
Todo esto hace que la comida más importante del día sea el almuerzo.
Pero si lo piensas un poco, desde la cena hasta el desayuno pasan muchas horas en las que el organismo está con las reservas del día anterior, lo que supone que el ritmo de nuestro organismo esté condicionado a los altibajos alimentarios, y si a eso se le añade la cantidad de azúcares y sales incluidos en los alimentos, repercute en grandes picos de actividad y otros tantos de pasividad.
En cambio en los países nórdicos y anglosajones, la idea es diferente, se considera importante mantener las comidas a lo largo del día de una manera equilibrada; pero hoy hablaré del desayuno …
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PabloD Gourmet 
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